El escultor lucentino Francisco Javier López del Espino realizará la imagen de la Madre Teresa de Calcuta

LUCENA, 14/05/2016

javier lopez del espino

La imagen de la Madre Teresa de Calcuta que presidirá la Capilla Sacramental del Real Santuario de Aras será realizada por el escultor lucentino Francisco Javier López del Espino, tras el acuerdo adoptado por la Junta de Gobierno de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli.

La imagen de la Madre Teresa de Calcuta será una talla completa en madera de cedro real a tamaño natural, 1’52 metros, con un proceso de estuco y posterior policromía al óleo siguiendo las técnicas barrocas, explica el escultor.

Para iniciar los trabajos, López del Espino ha realizado un boceto previo que será sorteado por la Junta de Gobierno para recaudar fondos para sufragar los gastos de realización de la efigie.

La imagen deberá está concluida para el mes de septiembre, fecha en la que la Madre Teresa de Calcuta será proclamada santa.

Esta actuación será un aliciente más para quienes visitan el Real Santuario de María Santísima de Araceli que el 22 de octubre de 2014, y en virtud de la afinidad de vínculo espiritual con la Basílica Papal de Santa María la Mayor de Roma, le fue otorgada las mismas Indulgencias Plenarias de las que goza la Basílica Papal Liberiana, que se conceden el 5 de agosto, fiesta titular de la Basílica Liberiana, el primer domingo de mayo, en todas las solemnidades de la Virgen Madre de Dios, una vez al año en el día que elija cada fiel y cuantas veces acudan en devota peregrinación colectiva. Las indulgencias han sido concedidas bajo la confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice.

La proclamación de santa a la madre Teresa de Calcuta es una decisión del papa Francisco después de reconocer la curación supuestamente milagrosa de un brasileño que en 2008 se encontraba en fase terminal y cuya esposa encomendó a la fundadora de las Misionera de la Caridad Agnes Gonxha Bojaxhiu, nacida en la actual Macedonia en 1910 y fallecida en la Indica en 1997 tras dedicar su vida a “cuidar a los hambrientos, los desnudos, los que no tienen hogar, los lisiados, los ciegos, los leprosos, toda esa gente que se siente inútil, no amada, o desprotegida por la sociedad, gente que se ha convertido en una carga para la sociedad y que son rechazados por todos".